SERMON DE LA SOLEDAD 2018
Sr. Arzobispo, Sr. Párroco de San Agustin, Hno Prior de la Hermandad de la Pasion, Hno prior de Paz y Caridad
Distinguidas autoridades del Ayuntamiento de Pamplona
Hermanos y hermanas:
Hemos llegado a esta noche del Viernes Santo después de contemplar por las calles de Pamplona la Pasión y muerte del Señor. Ahora, cuando el silencio reina, solo nos queda María. La madre de la soledad. Una soledad que no es hueca, es la soledad sonora que cantaba San Juan de la cruz, porque es una soledad habitada. Ella mantiene la fe en las palabras que de parte de Dios le había dicho el ángel: “Ese niño será grande y se llamará hijo del altísimo y su reino no tendrá fin” Es ahora en la prueba del dolor cuando la Virgen María recuerda aquellas palabras del ángel y le sostienen: No Temas maría, el Señor está contigo
Jesús nos había dicho: Cuando vuelva el hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? ¡Si! Ha encontrado fe en la tierra, en su madre. Este es el consuelo del redentor desgarrado en la cruz. Santa María conserva la fe en el momento de la oscuridad.
En esta noche María se podía acordar de la noche de Navidad cuando su hijo nació. Allí podemos entender algo de lo que hoy ha pasado. Dios, en aquella noche envía una muchedumbre de ángeles a fin de cantar una alegría… Pero… porqué Dios exulta de alegría en medio de aquella miseria?? porqué Dios exulta de alegría en aquel pesebre?? porqué Dios exulta de alegría en la pobreza y el aniquilamiento?? Porque Dios es amor. Dios es amor y el amor se inclina desde lo alto del cielo hacia nuestra miseria. Dios es amor y el amor quiere donarse y él se dona, él se entrega y esa es la felicidad y la alegría de Dios. La felicidad de Dios es entregarse, es donarse.
En Navidad, Bajo los cuidados de maría Dios se hizo hombre. En la cruz, bajo la mirada de María Dios dejó de ser hombre, porque como dice el profeta Isaías su aspecto era desagradable y él se encontraba tan desfigurado que era un Varón de Dolores que no tenía siquiera la apariencia de un ser humano. Dios se aniquila así mismo.
Hoy contemplamos el misterio de Dios que se aniquila. Como lo dice Pablo: “Se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo” En su kenosis (anonadamiento en griego) Dios se hizo hombre y se hizo hombre para amarnos. Esta es la ley de Dios, la ley de Dios aquí en esta historia. La ley de Dios es la siguiente: cuando Dios triunfa, el triunfa ¡sí! pero no con esplendor, no en un triunfo externo aparente. Dios triunfa en lo escondido, el triunfo de Dios, la alegría de Dios, la salvación de Dios, acaece oculta bajo la apariencia de fracaso, del fracaso de la Cruz.
¡Sí! Cuántos fracasos en aquella noche del Viernes Santo. Insultos, desprecios, burlas, golpes, violencia,… Todos huyeron y le abandonaron. Sólo la Virgen María con San juan permanecieron fieles. Y Jesús muerto es bajado en brazos de su madre. Parece que el fracaso ha triunfado.
Allí, escondido en el fracaso, está el triunfo de Dios, y aquí está lo más importante que me gustaría transmitiros en esta noche: la ley de Dios en nuestras almas es la ley de Dios en la historia. En la historia Dios triunfa escondido en el fracaso en nuestras almas. Dios ha de triunfar. Y La Virgen María lo sabe y espera con una esperanza sin límites.
Igual estas viviendo esta semana santa con problemas y sufrimientos, o no la vives con el suficiente fervor que esperabas… quizás estás en una profunda soledad como María o en alguna desesperación… si esta época está oculta en el fracaso, estás viviendo lo que el Señor vivió en aquel Viernes santo y en su vida entera: el fracaso. Bajo la apariencia de un fracaso humano un triunfo divino. ¡sí! para que ese triunfo divino ocurra en tu alma necesitas vivir lo que la Virgen vivió en aquellas horas y en aquellos días: transformar tu dolor en amor, necesitas que tu amor sea donación, que te entregues como él se entregó, él se entregó por nosotros .
Dios en este fracaso va a triunfar. Se acabó la soledad y María lo sabe.
Aunque te sientas solo, tú cree en su presencia. Él está con nosotros y él está con nosotros triunfando… tú, Como María, en la oscuridad de la fe estate seguro de que Dios actúa así. Desde nuestros fracasos, él triunfa.
No te espantes si sigues a Jesús y tu vida sigue también sus fracasos pues la gracia nos visita precisamente así. Esta es la ley de Dios en la vida de Cristo, es la ley de Dios en tu alma al darte la gracia y es la ley de Dios en la historia de la Iglesia.
Con qué frecuencia las páginas terribles de la historia de la Iglesia nos hacen dudar de la existencia divina cuando el pequeño barco de la Iglesia parece zozobrar… Cuando las olas impetuosas invaden ese barco nos preguntamos: porque Jesús duerme?? Porqué él no viene a rescatar a su esposa??, porque se demora??, porque aquel pequeño resto de fieles que dice con el Espíritu Santo: ven Señor Jesús siente que el Señor ha muerto y no está vivo? … aunque la esposa diga ven Señor Jesús sentimos desde muy dentro: Donde estás Señor?? Aunque pidamos su venida el parece esconderse, parece dormirse… todo parece fracasar… pero si la Iglesia es verdaderamente el cuerpo de Cristo, ella necesita seguir las leyes del cuerpo de Cristo. ¡sí! desde el pesebre hasta la cruz el fracaso fue el camino del triunfo. Y la Virgen María asi lo vive y así lo espera. No nos sorprendamos al ver la Iglesia crucificada o incluso empobrecida y pequeñita… Hoy tantos vuelven a crucificar a la Iglesia… No nos extrañemos de que ella reciba tanta indiferencia, no nos sorprendamos, el triunfo de la Iglesia no vendrá de modo humano no vendrá a través de un triunfo histórico vendrá más bien siguiendo los pasos de su divino Esposo. Porque la ley de Cristo es la ley de las almas y es la ley de la Iglesia.
La Pascua es feliz, se actualiza, si en medio de tantos fracasos, de tanta miseria, de tanta confusión, de tanta perplejidad, de tanto escándalo, tú levantas los ojos, sin ver, y abres tus oídos, sin oír y abres tu corazón y creyendo oyes su palabra . ¡sí! porque Dios se ha entregado otra vez.
En la Eucaristía cuando el santísimo sacramento sea levantado en las manos del sacerdote, incluso en la más recóndita capilla en la más miserable y pobre de las iglesias, cuando aquella hostia se levanta Dios estará derramando una vez más su amor sobre la humanidad. Él está con nosotros, es su triunfo, no estamos abandonados, porque aunque el fracaso humano esté ahí abundante, existe una alegría en el cielo pues Dios se nos da y se le dona a tu alma su amor y su misericordia. ¡cree en ello! cree pero no lo creas como si fuera un tipo de autoayuda: yo tengo que creer,… en el acto de fe tú eres visitado, en el acto de fe el Resucitado y triunfante te toca a ti y a pesar del fracaso humano está el triunfo divino, él vive… aunque las páginas de los periódicos no cuenten el triunfo de la Iglesia, aunque las páginas de los periódicos solo nos traten de malas noticias, hay ángeles que, como en Belén, o como en la mañana de Pascua dicen: ¡¡¡ parece que no, pero él está triunfando!!!
En cada acto de fe, en cada fiel que a pesar de todo dice: ¡El reina! ¡Él ha llegado! El Señor comienza a triunfar en nosotros. A pesar y por ello mismo de nuestros fracasos.
Se acabó la soledad de María. En esta hora del Viernes Santo, hora de dolor y de amor, cuando parece que el Señor ha fracasado, La Virgen María reza y calla en un silencio orante esperando que el triunfo divino se haga con su victoria
Santa María madre de la soledad, en esta noche de silencio míranos. Danos tu fe para que al contemplar a tu hijo muerto en la cruz comprendamos que donde se da el fracaso humano, comienza el triunfo verdadero, divino y definitivo. Madre Dolorosa, Ruega por esta Iglesia, ruega por Pamplona, ruega con nosotros, ruega por nosotros. Amén.
Alfredo Urzainqui
Capellán de la hermandad de la Pasion