Es el más antiguo de los pasos procesionales de Pamplona, pero no es de la Hermandad, ya que pertenece al Ayuntamiento. Su autor, en 1883, fue Rosendo Nobas y Ballbé (1838-1891), alumno de la Escuela de Lonja y profesor en ella desde 1877, y el mejor discípulo de los Vallmitjana. Realizó una gran cantidad de bustos y monumentos, y destacó como restaurador de la técnica de la terracota. El paso costó 200 pesetas más 48 de embalaje y transporte. Se trata de una imagen "de vestir" por lo que sólo tiene talladas las manos y la cara. Su belleza ha merecido elogios y despertado leyendas. Su primer manto fue encargado, también en Barcelona, a la Casa Roca y Casadevall. Sin embargo, el segundo y actual fue realizado en Pamplona por las Madres Adoratrices y estrenado en 1960.