Así es nuestro nuevo Cristo Resucitado según las palabras del propio escultor de la obra:
La imagen de Cristo Resucitado es una escultura tallada en madera de cedro y policromada al óleo, con una envergadura de 1,83 m. Presentada el día 17 de marzo en el Ayuntamiento Hispalense, dentro de la Exposición “Sevilla Fecit 2023”, organizada por la Delegación de Fiestas Mayores y la Asociación de Arte Sacro, fue encargada por la Hermandad de la Pasión del Señor de Pamplona, para sustituir una talla cedida por la catedral y así completar el discurso iconográfico formado por los 13 pasos, cuya procesión organiza la cofradía y entre los que destacan importantes tallas realizadas por insignes autores como Agapito Vallmitjana o Mariano Benlliure.
Iconográficamente, la imagen representa la glorificación de Cristo como arquetipo de perfección, erguido sobre el sepulcro, lat.: Christus supra sepulcrum, con los brazos extendidos y las palmas de las manos hacia delante, evidenciando los padecimientos de la Pasión al mostrar las heridas de los clavos en las muñecas y pies, la lanzada del costado y las cicatrices de la flagelación en la espalda. Sin embargo además de revelarnos las llagas; a través la apertura de sus brazos, su actitud de avance y la expresión de serena felicidad, pretende no sólo revelarse como el Cristo Redentor que ha vencido a la muerte tras sacrificarse por amor, sino como el Dios amable que abraza a la Humanidad.
Cabe subrayar que el Cristo Resucitado de Pamplona se basa en la investigación e interpretación exegética de los textos sagrados, dada la importancia y dificultad que implica representar este dogma fundamental del Cristianismo, cuando no existen testigos que describieran los primeros instantes del hecho. Es por ello que esté concebido equilibrando naturalismo e idealización, resolviendo de esa forma la contradicción existente entre las dos concepciones de Cristo Resucitado. De una parte, atendiendo a las tesis de San Pablo, según las cuales Jesús regresó de la muerte como un ser celestial, como espíritu puro. De otra, considerando los Hechos de los Apóstoles, según los cuales retomó su existencia carnal hasta la Ascensión.
Compositivamente se ha evitado la representación de Cristo levitando, lat.: Christus sublevatus in aere, tal y como recomendaron los teólogos de la Contrarreforma, al considerarse que podía generar confusión con las iconografías de la Ascensión y la Transfiguración. Por el contrario se le muestra en pie sobre la tumba cerrada, resplandeciente gracias a su luminosa encarnadura que alude a su naturaleza divina. Igualmente, en virtud de la disposición de sus miembros y a la disminución de la masa en la zona inferior, se yergue en un contraposto sutilmente ingrávido, “sin volumen ni peso”, lat.: sine mole et pondere; rompiendo la frontalidad compositiva mediante la incorporación de la diagonal que describe la sábana que le envuelve, la cual es agitada por la radiación o energía celestial que desprendería el cuerpo del Mesías renacido. Así mismo, además de dinamismo, este paño tallado introduce un marcado claroscuro que contrasta con el blando modelado de la anatomía, la cual mediante un tratamiento naturalista de la piel, recrea la transparencia de la carne haciendo uso de múltiples matices pictóricos rematados con un acabado satinado.
Por último y con un pretexto eminentemente simbólico, cabe destacar que se utilizó para la elaboración de su pátina, ceniza extraída de las excavaciones de la ciudad romana de Pompeya, la cual en el 79 d.C. sucumbió a la furia del Vesubio, volviendo a renacer de la oscuridad y las sombras siglos después. Asimismo, de forma sincrética, estos restos de la erupción aluden al mito Ave Fenix, el cual resurge de sus cenizas como símbolo de esperanza y regeneración, en clara alusión a la Resurrección de Cristo, que en esta efigie, extiende sus brazos como el ave sus alas. De hecho, cabe recordar las palabras de Tertuliano, el gran teólogo de Cartago: “Dios mismo lo ha declarado en la Escritura: ‘Se renovará como el Fénix’; es decir, se levantará de la muerte y de la tumba, para que creas que la substancia del cuerpo puede recobrarse, incluso de las llamas”.