Figurantes

velas

Enmarcando a los grupos alegóricos y a los pasos marchan a cada lado de la procesión filas de hermanos entunicados portando velas. Estas filas vienen de los primeros tiempos de la procesión y llegaron en su momento a ser tan numerosas que impulsaron a la Junta de Gobierno a adquirir un nuevo paso (el de La Caída) para ampliar la procesión y darles cabida. Antiguamente las caperuzas de los Hermanos de la Pasión estaban numeradas bajo el emblema de la misma, sirviendo este número para situarlos en las filas, pares a un lado e impares al otro.

 

Al igual que los hachones que se portan ante algunos de los pasos, las velas iluminan el camino y los figurantes de la procesión pero poseen también un significado más prfundo. En el cristianismo, donde la luz de la verdad se opone a la oscuridad, cada vela es un acompañamiento a Cristo en su Vía Crucis. Cada llama es una plegaria elevada durante la procesión, al igual que las plegarias en las iglesias pueden ser acompañadas de velitas encendidas a los pies del altar. Las velas de la procesión de Pamplona las proporciona la Cerería y Confitería Donezar, uno de los comercios más antiguos y tradicionales de la ciudad (abrió en 1853) que tiene una larga y fructífera relación con la Hermandad de la Pasión, para la que elabora  a mano cada vela y cada cirio. Actualmente las velas llevan una cazoleta que recoge la cera derretida, evitando en gran medida manchar con esta el suelo.

 

veronica

Los grupos alegóricos han ido cambiando con los vaivenes y los gustos del tiempo. Antiguamente salían con la procesión gran cantidad de niños y niñas representando personajes de la história bíblica, algunos de los cuales fueron desapareciendo con el tiempo. Hace algunos años años la Junta de Gobierno de la Hermandad decidió recuperar algunos de estos grupos alegóricos, recuperando las figuras de la Verónica y de las Tres Marías.

 

El personaje de la Verónica aparece en el evangelio apócrifo de Nicodemo (donde aparece también nombrado el centurión Longinos) Durante el camino del calvario una mujer enjuga el rostro de Cristo con un paño en el que milagrosamente queda impresa la faz del Salvador, de donde saldrá el nombre de la mujer (Vera Icon). Actualmente varias iglesias se disputan la conservación del verdadero paño, entre ellas se encuentra la Propia San Pedro del Vaticano, la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Jaén y el Monasterio de la Santa Faz de Alicante.

 

Quienes sí aparecen nombradas en los evangelios canónicos son las Tres Marías. Si bien al hablar de las mujeres que acuden el domingo por la mañana a la tumba de Jesús Juan nombra sólo a “María Magdalena”, Mateo la acompaña de “La Otra María”. Lucas por su parte habla en general de “Las mujeres que habían venido con Él desde Galilea” y Marcos nombra específicamente a “María Magdalena, María la de Santiago y Salomé” como quienes encuentran el Sepulcro Vacío.

 

La tradición de estos personajes, que se remonta al yacimiento paleocristiano de Dura Europos recorriendo la iconografía a lo largo de la historia del arte, sitúa a las Tres Marías en la Crucifixión y en el entierro de Cristo además de ser las primeras en descubrir la tumba vacía. Por esto en Pamplona aparecen tanto en la procesión del Santo Entierro de Viernes Santo, entre el Descendimiento y el Cristo Yacente, como en la del Domingo de Pascua ante el paso del Resucitado.

 

hachones2

A partir de La Caída los pasos van a ir rodeados por delante y por detrás por grupos de porta hachones. Antiguamente estos grupos cumplían una función práctica, ya que dada la escasa iluminación que tenían las calles de la ciudad a pesar de los faroles existentes, servían los hachones para iluminar mejor las figuras de los pasos.

 

El combustible que se quema ha ido variando a lo largo del tiempo. Inicialmente y hasta hace unos años era alcohol lo que ardía en los pebeteros, este combustible producía una inconfundible llama azul verdosa que muchos recordaremos. El problema de este combustible era la seguridad. A pesar de que si se manejaba correctamente no debía haber ningún problema, en alguna ocasión se produjo algún incidente por un llenado excesivo de los depósitos. Por este motivo la Junta de Gobierno decidió sustituir el sistema de alcohol por otro de velones. Se acabó así con todo problema de seguridad, pero apareció uno nuevo por la cera derretida. En efecto aunque los hachones cuentan con una zona para la recogida de la cera, el movimiento durante la procesión provocaba que ésta se derramara sobre el suelo o, peor, sobre la cabeza del portador. Así las cosas desde hace unos años se cambió este sistema por otro con depósitos ocultos de cera líquida que permite el mismo efecto pero sin problemas de residuos.

 

Los porta hachones visten con túnica granate y caperuza gris, a excepción de los que acompañan al Sepulcro que representan a los magnates del reino, por lo que visten ropajes de gran valor y magnificencia.

romanos6

La Galilea donde vivió Cristo era parte del mundo romano desde que Pompeyo Magno (fundador de Pamplona) sometió a Israel en el 63 ac. Los distintos grupos de soldados romanos eran corrientes, desde soldados auxiliares de diferentes partes del imperio hasta la guardia personal del gobernador Poncio Pilatos. Estos diversos grupos aparecen en la procesión en diversas formas. Al inicio de la misma un grupo de mujeres soldado abren la comitiva y, tras el paso de La Oración en el Huerto, otro grupo de soldados, esta vez infantil, forma parte de la procesión.

 

Diferentes grupos de romanos vestían diferentes tipos de armaduras y como tales podemos verlos en la procesión. Armaduras metálicas en unos grupos y novedosas armaduras de cuero en otro. También la caballería romana está representada. Un grupo de nueve soldados a caballo la representan. Incluye este grupo a Longinos, el centurión que clavó una lanza en el costado de un Cristo ya muerto, razón esta por la que se sitúan. justo antes del paso del Cristo Alzado.

 

El poder de Roma aparece en la representación de los lictores, escoltas de los cargos públicos romanos y por el vexilium, estandarte de las legiones romanas. Ambos marchan tras el Ecce Homo. La guardia pretoriana, la personal del emperador, lo representa marchando tras el paso del Sepulcro. Destaca este grupo por sus vestimenta y armaduras, fieles y pesadas reproducciones de las que llevaban en la realidad.

Agapit Vallmitjana i Barbany 

agapito

 

Hijo de un tejedor, estudió, junto con su hermano Venancio, en la Escuela de Lonja teniendo como maestro a Damián Campeny. 


Se iniciaron en la gran imaginería con cinco estatuas para la iglesia de los Santos Justo y Pastor, en 1854. Realizaron en un principio figuras de barro para ornamentación religiosa y esculturas monumentales para diversos edificios, tales las que adornan el vestíbulo de la Universidad de Barcelona, las del parque de la Ciudadela y las del Banco de Barcelona. 

Leer Más




Los dos hermanos trabajaron en común durante largo tiempo y en ocasiones es difícil atribuir las obras a uno u otro. Aunque en su época disfrutó de menor fama y reconocimiento que su hermano, probablemente es un escultor de mayor categoría artística. Se formó junto a Venancio y bajo la tutela de Damián Campeny en la Escuela de La Lonja de Barcelona. 

Ambos hermanos organizaron un taller conjunto que mantuvieron hasta 1883, y en el que realizaron su primer encargo importante: las figuras de la Fe y de los cuatro Evangelistas para la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Barce lona, en 1854. 

Fue miembro de la de Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y profesor de la Academia Provincial de San Jorge, segregada de La Lonja, y de la propia Lonja, donde llegó a ser catedrático e impartió clases al escultor Pablo Gargallo . 

En 1860 se encargó, junto a su hermano, de restaurar los detalles arquitectónicos de la Audiencia de Barcelona. Ese mismo año realizó la figura de Isabel II y el príncipe de Asturias (Prado). Presentó obra a las Exposiciones Nacionales y en la edición de 1862 consiguió segunda medalla con San Sebastián. 

En la de 1864 logró tercera medalla. En 1865 realizó las estatuas de Alfonso X el Sabio y Luis Vives para la Universidad de Barcelona. Con su hermano, esculpió los bajorrelieves de las cuatro Virtudes cardinales del panteón de don Francisco Permayer y la fuente del parque de la Ciudadela de Barcelona, en la que él se ocupó de las figuras de la Agricultura y la Marina. 

También realizó obras fuera de Cataluña, como uno de los apóstoles de la renovada iglesia de San Francisco el Grande de Madrid, la estatua ecuestre de Jaime i el Conquistador en Valencia y la escultura de Mateo Benigno de Moraza en Vitoria. 

En el último tercio del siglo, tuvo una gran demanda de retratos y de esculturas de carácter funerario, llevando a cabo sepulcros de importantes persona lidades en edificios religiosos, como el del Cardenal Lluch en la catedral de Sevilla o el del Obispo Urquinaona en la iglesia de la Merced de Barcelona, de 1885. 

Su obra muestra un complejo desarrollo de los principios del eclecticismo historicista al servicio de las más variadas tipologías. Recurre con frecuencia a prototipos históricos subrayando los contenidos sentimentales. Sus esculturas poseen una grandiosa solemnidad de aire antiguo, aunque no ajena a preocupaciones realistas. Parte de su producción tiene mayor movimiento que la de su hermano, pero su escultura es más interesante cuando muestra mayor serenidad. 

Son propiedad del Museo del Prado, además de un yeso de mediano tamaño que representa a San Juan en el desierto, dos de sus obras más significativas, el ya citado retrato de Isabel II y el príncipe de Asturias y un Cristo yacente. La escultura de la reina fue encargada por la propia Isabel II y es una obra realista y vivaz probablemente basada en un boceto de Venancio. Cristo yacente de 1872 -quizá su obra más lograda-, inspirado en modelos de Gregorio Fernández, es su escultura más famosa y ha sido muy alabada por su insuperable virtuosismo. En ella se unen el cuidado de la talla, la perfección de la anatomía, la serena belleza y la expresión de una delicada y profunda emotividad. Se presenta en la Exposición Universal de Viena de 1873. 

Su obra más lograda es un Cristo yacente, de 1872, conservado en el Museo Nacional del Prado de Madrid, más o menos inspirado en los de Gregorio Fernández según los distintos historiadores del arte, y 

Otra obra relevante, conocida como El Sepulcro, está inspirada en su Cristo yacente, le fue encargada en 1885 y costó 9.000 reales de la época recaudados en suscripción popular. Por su calidad artística El Sepulcro, es el mejor de los pasos de la Hermandad de la Pasión de Pamplona. 

Agapito también fue conocido por su trabajo del género animalístico, habiendo ejecutado gran cantidad de grupos de fieras. Entre 1884 y 1908 obtuvo varias medallas de Tercera y Segunda Clase en distintas ediciones de la Exposición Nacional de Bellas Artes. 


Obras destacadas
1860 Isabel II presentando al príncipe Alfonso XII. Museo del Prado. Madrid
1867 Retrato de Milá y Fontanals. Real Academia de Bellas Artes de San Jorge. Barcelona
1872 Cristo yacente
1877 Purísima
1882 San Francisco de Paula
1883 San Juan de Dios. Hospital de San Juan de Dios Barcelona
1883 Panteón Obispo Fleix. Sevilla
1884 Ángel del Juicio. Museo Diocesano de Barcelona
1885 Sepulcro del Cardenal Joaquín Lluch que se encuentra en la Catedral de Sevilla.
1886 Monumento a Jaime I. Valencia
1886 Panteón Obispo Urquinaona. Barcelona
1887 Cristo y doce apóstoles en la portada nueva de la Catedral de Barcelona.
1891 Vizcondesa de Corbalán. Valencia
1898 La Flagelación. Segundo Misterio de Dolor del Rosario Monumental de Montserrat.
1898 Inmaculada. Museo Diocesano de Barcelona
1913 Monumento a Bernardo Ferrándiz en el Parque de Málaga.
Ángel de entrada en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires.

 

AUTOR

Agapito Valmitjana


AÑO

1885


MEDIDASporta sepul
Alto: 2,70 m.

Ancho: 2,15 m.

Largo: 3,35 m.


PESO

765 kg.


PRECIO

9.000 reales


PORTADORES

20 a hombros