Enmarcando a los grupos alegóricos y a los pasos marchan a cada lado de la procesión filas de hermanos entunicados portando velas. Estas filas vienen de los primeros tiempos de la procesión y llegaron en su momento a ser tan numerosas que impulsaron a la Junta de Gobierno a adquirir un nuevo paso (el de La Caída) para ampliar la procesión y darles cabida. Antiguamente las caperuzas de los Hermanos de la Pasión estaban numeradas bajo el emblema de la misma, sirviendo este número para situarlos en las filas, pares a un lado e impares al otro.
Al igual que los hachones que se portan ante algunos de los pasos, las velas iluminan el camino y los figurantes de la procesión pero poseen también un significado más prfundo. En el cristianismo, donde la luz de la verdad se opone a la oscuridad, cada vela es un acompañamiento a Cristo en su Vía Crucis. Cada llama es una plegaria elevada durante la procesión, al igual que las plegarias en las iglesias pueden ser acompañadas de velitas encendidas a los pies del altar. Las velas de la procesión de Pamplona las proporciona la Cerería y Confitería Donezar, uno de los comercios más antiguos y tradicionales de la ciudad (abrió en 1853) que tiene una larga y fructífera relación con la Hermandad de la Pasión, para la que elabora a mano cada vela y cada cirio. Actualmente las velas llevan una cazoleta que recoge la cera derretida, evitando en gran medida manchar con esta el suelo.