Una de las características de la procesión pamplonesa es el querer catequizar mostrando el mundo que rodeaba a Cristo en sus últimos días, un mundo judío, cuyo pueblo aparece representado en la procesión en varias ocasiones. Al inicio de la misma un grupo de niños portando ramos y palmas representan la alegría y el júbilo reinantes en el domingo en que Jesús entra triunfante en la ciudad de Jerusalén. Igualmente un grupo de adultos vestidos con trajes históricamente veraces precederán al paso de la entrada en Jerusalén. También el coro de niños de La Providencia representa al mundo judío en el que vivió Jesús y portan un estandarte con las palabras que cantaban, según nos narra Mateo en el capítulo 21 de su libro "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!" . Los cánticos de gloria se convirtieron en gritos pidiendo la crucifixión de Cristo y esto aparece también en la procesión en el último grupo de judíos que precede al paso del Ecce Homo, portando el estandarte que reza “Crucifige, crucifige eum”
