Las legiones romanas de la República de Roma y el Imperio llevaban uniformes y armaduras bastante estandarizadas. Sin embargo, el concepto de uniformes no fue parte de su cultura. No hubo armaduras estandarizadas totalmente y aunque que se produjeran en fábricas estatales, variaba según la provincia de origen. Del mismo modo que los romanos tampoco tenían el concepto de obsolescencia. Siempre se permitió a los soldados el usar las armaduras heredadas por los miembros de su familia, comprar armaduras de los soldados que habían terminado su servicio o llevar estilos diferentes de armadura si lo preferían y armaduras incompletas. Por lo tanto, era común para las legiones el usar una mezcla de varios estilos de distintas épocas.

Fragmentos recuperados de la ropa y pinturas de la pared indican que la túnica básica del soldado romano era de lana, de color rojo o sin color (blanco crudo). Los oficiales superiores llevaban capas blancas y plumas. Los centuriones que formaban la espina dorsal en las legiones se distinguían con crestas transversales en sus cascos, adornos en el pecho (equivalentes a las medallas modernas) y una lanza larga.

La armadura militar romana incluye:

  • Las grebas, para proteger las piernas.
  • lorica (armadura) de diferentes tipos:


Otras prendas de vestir incluidas en el equipo legionario:

  • Una túnica (en latín, tunica).
  • El balteus, un tahalí o cinturón doblemente usado para guardar las armas y para meter la ropa.
  • Los braccae (pantalones), usados en climas más fríos.
  • Las caligae, zapatos de suela pesada o sandalias militares.
  • El focale, un pañuelo usado para proteger el cuello de las rozaduras causadas por el contacto constante con la armadura.
  • El loculus, una cartera, llevadas por los legionarios como parte de su sarcina (equipo básico).
  • El paludamentum, un manto o capa sujeta desde un hombro, usado por los comandantes y, menos frecuentemente, por las tropas.

Manuel Cacicedo 

  

Manuel Cacicedo Canales, escultor, nació en Udalla en 1909 y falleció en San Román de la Llanilla en 1990. Alumno de Moisés Huerta, estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao.

Fue becado por la Caja de Ahorros Vizcaína en 1936 para estudiar en París y Bélgica, pero la Guerra Civil abortó el proyecto. A partir de 1941 estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, obteniendo el premio fin de carrera Aníbal Álvarez. Continuó estudios de imaginería en la Escuela de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, siendo número uno de su promoción.

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En 1950 instaló su taller en Bilbao y en 1961 regresó a Santander. Entre sus obras de carácter religioso, de un realismo tradicional, están el Cristo de Villaverde de Trucíos (1945), el Cristo de la Tercera Caída, para la hermandad de la pasión de Pamplona, el paso de La Virgen de la Esperanza (1959) de la Parroquia de San Francisco, el Cristo de la Agonía de Santoña (1959) o el paso La entrada triunfal en Jerusalén. Este último realizado entre 1967 y 1976 está considerado por muchos como el más notable conjunto procesional de este tema entre cuantos desfilan en España por sus proporciones, calidad técnica y magistralidad interpretativa.

Entre los monumentos, la estatua al obispo José Eguino y Trecu (1968), próxima a la catedral, el monumento a Don Daniel, fundador de la obra San Martín (1972) o el Monumento a la Vaca (1983). Su obra es figurativa, académica, sencilla, de buen acabado.
Hay que destacar, por su especial gracia, el Gitano, donado al Museo de Bellas Artes en 1961.

En la casa en la que habitó en San Román de la Llanilla está instalado actualmente su museo. 

AUTOR

 Manuel Cacicedo


AÑO

1952


MEDIDASpora caida
Alto: 3,45 m.

Ancho: 2,85 m.

Largo: 3,4 m.


PESO

1547 kg.


PRECIO

50.000 pts


PORTADORES

24 a hombros