Este paso fue encargado en 1924 al escultor pamplonés Ramón Arcaya, por la Hermandad de la Pasión y la Hermandad de Labradores para sustituir al llamado "La Despedida", propiedad de ésta última y que ya figuraba en la procesión pamplonesa a comienzos del siglo XIX. Estaba compuesto por cinco figuras: En el centro, El Señor. Detrás, dos tallas con la pierna izquierda flexionada y los brazos levantados. Delante, una figura inclinada otra levantando aun niño. Estas dos últimas figuras fueron suprimidas porque dificultaban la visión. Destaca la variedad de posturas que plasmó Arcaya en este paso, aunque, según escribe Manuel Iribarren, amigo del escultor, no todas las tallas salieron de su mano debido a la prisa que existía por entregar la obra. En la base que soporta las tallas aparecen las inscripciones: "HOSSANA FlLIO DAVID/BENEDICTUS QUI VENIT/IN NOMINE DOMINE" (delante) y "O REX ISRAEL:/HOSANNA IN EXCELSIS" (detrás). Algunos fragmentos se repiten a derecha e izquierda.
Sus medidas son las siguientes:
altura, 4,25 m.
anchura, 2,60 m.
largura, 3,55 m.
Se pagó por este paso 11.000 pesetas para lo que se había abierto una suscripción popular. Cuando en 1951 se inició la, ya tradicional, procesión de Domingo de Ramos, fue algo modificado. Se instalaron andas nuevas de Víctor Eusa y el pintor Ramón Stolz retocó el policromado de sus figuras.
Este paso es llevado a hombros por 22 portadores.
Apuntes del libro: PEQUEÑA HISTORIA DE NUESTROS PASOS DE SEMANA SANTA Juan José Martinena Ruiz (autor) |
LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALEN
La antigua Hermandad de Labradores de Pamplona sacaba años atrás un modesto paso, conocido como «La Despedida», que ya hacia el año 1922 desdecía un poco de los otros, más artísticos en general, que desfilaban en Viernes Santo por las calles de nuestra ciudad, por este motivo, la Hermandad de la Pasión trató con la de Labradores con objeto de mejorar el paso. Las gestiones prosperaron, y como fruto de este entendimiento se encargó el nuevo de La Entrada en Jerusalén.
Su autor fue el malogrado escultor pamplonés Ramón Arcaya, y el paso, verdaderamente inspirado, se entregó en 1924.
Al principio tenía dos figuras más en la parte delantera: una postrada y otra levantando en brazos a un niño, que envolvían materialmente la imagen del Señor, dificultando la visión, por lo que años más tarde fueron suprimidas.
El escritor Manuel Iribarren, fallecido en 1973, escribió de este paso: «Posee el grupo calidades plásticas y la composición es original, aunque a mí me recuerda las ilustraciones bíblicas de Gustavo Doré, en las que acaso se inspiró. ¡Lástima que premuras de tiempo le impidiesen trabajar todas las tallas con su propia mano!».
El primitivo paso de La Despedida figuraba ya en nuestra procesión, que antiguamente salía del desaparecido Convento de la Merced, en los años del reinado de Fernando VIl. Un acta municipal de 1828 menciona «los pasos de La Despedida, Cristo Alzado, Sepulcro y Soledad, que son los que únicamente salen hace algunos años», parece ser que la ocupación napoleónica supuso una notable crisis en el desarrollo de la procesión pamplonesa. Por entonces fue preciso esconder los antiguos pasos, perdiéndose algunos, por lo que, como hemos visto, en los años sucesivos únicamente figuraban cuatro.
En un folleto que explica el orden y significación de las alegorías y grupos que desfilaban en la procesión de 1888 se dice de este de La Despedida: «Este paso es propio de la Hermandad de Labradores de Pamplona, que sigue sosteniéndolo a su costa, puesto que esa Hermandad no ha podido refundirse como las demás en la de la Pasión, por no permitirlo la especialidad de sus estatutos.
Dicha piadosa Hermandad, excitada por la de la Pasión, ha renovado la plataforma y vestiduras del paso, con el propósito de contribuir de esa suerte a los de ésta en la reforma de la Procesión.
Como hemos visto, este antiguo paso, cuyo paradero desconozco, fue sustituido por el actual de Arcaya el año 1924.
Con él acostumbra acudir la Hermandad todos los años el Domingo de Ramos al Palacio Episcopal, para la bendición de las palmas que efectúa el señor Arzobispo, celebrándose después una breve procesión.
Andas de paso de la Entrada en Jerusalén
David Sanz Ustárroz
Mozorro nº31 - Diciembre 2015
Cuando presenciamos los pasos de las procesiones nuestra mirada se detiene casi siempre en las imágenes que portan. Esto es lógico, pues la función principal del paso la cumplen las figuras: catequizar a la par que excitar la devoción por medio del recuerdo de las escenas que representan. Normalmente sus andas nos pasan desapercibidas y no suelen ser más que una mera plataforma, más o menos decorada, que sostiene las figuras además de permitir su movimiento, a hombros o mediante ruedas, por las calles. Pero lo cierto es que aquí podemos disfrutar de varios pasos con unas andas, realizadas por Víctor Eusa, de gran originalidad e incluso uno que a una excepcionalmente las andas con la historia representada.
Víctor Eusa es, sin lugar a dudas, el arquitecto que mayor impronta ha dejado en el urbanismo pamplonés del pasado siglo. Sus edificios van desde el antiguo colegio de los Maristas al Seminario, pasando por la iglesia de la Milagrosa, los Escolapios o la propia residencia de la Hermandad. Pero no sólo colaboró con nosotros dándonos una sede. También diseñó las andas de varios de los pasos dándoles una modernidad que hace distinguir a la procesión de Pamplona del resto, con un estilo basado en formas cubicas y líneas rectas que se repiten dotando de un gran ritmo a las estructuras. El doctor Emilio Quintanilla ya presentó un trabajo sobre estas andas en su estupenda conferencia sobre el tema con motivo del 125 aniversario de la Hermandad.
De entre los realizados por Eusa nos encontramos con un paso cuyas andas van más allá del mero decorativismo para buscar una contextualización casi total entre el fondo y la forma. No cabe la menor duda de que cuando contemplamos la Entrada de Jesús en Jerusalén nos sorprenden las formas que adoptan las andas, totalmente diferentes a lo que podamos estar acostumbrados a ver.
El paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén fue elaborada en 1924 por el escultor Ramón Arcaya, colaborador habitual de Víctor Eusa y artífice de las esculturas que adornan la casi totalidad de sus edificios. Posteriormente fue modificado. En 1951 se eliminaron algunas de sus imágenes y se sustituyeron las andas por las actuales, diseñadas por Eusa, que lo convirtieron en el más "moderno" de toda la procesión.
Eusa reinventa la idea habitual de unas andas, construyendo y modelando las mismas hasta darles la forma del propio Monte de los Olivos. En efecto, mediante esas típicas formas geométricas que podemos ver en las fachadas de sus edificios, recrea la misma falda rocosa del monte de una forma casi cubista. Logra así que sea el mismísimo Monte de los Olivos el que pasee por nuestras calles portando a Cristo en alabanza.
Piedras que gritan en el Monte Santo.
Y decían: «¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!». Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Pero él respondió: «Os aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras. " (Le í 9, 38 40). Sin duda, Eusa tenía en mente este fragmento del Evangelio al diseñar las nuevas andas de la Entrada. Como no podía hacer que sus imágenes glorificasen de viva voz a Cristo, el arquitecto hace que sean las mismas piedras del monte las que lo alaben situando los textos "HOSSANA FILIO DAVID / BENEDICTUS QUI VENIT / IN NOMINE DOMINE" y "Q REX ISRAEI.:/HOSANNA IN EXCELSIS" por todo el paso. Es así el mismo Monte el que se levanta en alabanzas al hijo de Dios.
Eusa también rehunde las aristas de la estructura y las dora con pan de oro, logrando así la sensación de un nimbo que recorre e ilumina de gloria el propio Monte. Si en el arte universal reconocemos a los santos por el nimbo que ilumina su cabeza, el Monte se presenta ante nosotros de la misma manera.
Si las andas de los pasos suelen ser simples plataformas, Eusa dota aquí de un significado superior a las de este paso. Cada vez que los portadores lo levantan, no simplemente levantan una estructura que lleva unas imágenes, sino que levantan sobre sus hombros una representación del Monte de los Olivos, con Cristo sobre él caminando hacia nosotros.