velas

Enmarcando a los grupos alegóricos y a los pasos marchan a cada lado de la procesión filas de hermanos entunicados portando velas. Estas filas vienen de los primeros tiempos de la procesión y llegaron en su momento a ser tan numerosas que impulsaron a la Junta de Gobierno a adquirir un nuevo paso (el de La Caída) para ampliar la procesión y darles cabida. Antiguamente las caperuzas de los Hermanos de la Pasión estaban numeradas bajo el emblema de la misma, sirviendo este número para situarlos en las filas, pares a un lado e impares al otro.

 

Al igual que los hachones que se portan ante algunos de los pasos, las velas iluminan el camino y los figurantes de la procesión pero poseen también un significado más prfundo. En el cristianismo, donde la luz de la verdad se opone a la oscuridad, cada vela es un acompañamiento a Cristo en su Vía Crucis. Cada llama es una plegaria elevada durante la procesión, al igual que las plegarias en las iglesias pueden ser acompañadas de velitas encendidas a los pies del altar. Las velas de la procesión de Pamplona las proporciona la Cerería y Confitería Donezar, uno de los comercios más antiguos y tradicionales de la ciudad (abrió en 1853) que tiene una larga y fructífera relación con la Hermandad de la Pasión, para la que elabora  a mano cada vela y cada cirio. Actualmente las velas llevan una cazoleta que recoge la cera derretida, evitando en gran medida manchar con esta el suelo.

 

Manuel Cacicedo 

  

Manuel Cacicedo Canales, escultor, nació en Udalla en 1909 y falleció en San Román de la Llanilla en 1990. Alumno de Moisés Huerta, estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao.

Fue becado por la Caja de Ahorros Vizcaína en 1936 para estudiar en París y Bélgica, pero la Guerra Civil abortó el proyecto. A partir de 1941 estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, obteniendo el premio fin de carrera Aníbal Álvarez. Continuó estudios de imaginería en la Escuela de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, siendo número uno de su promoción.

Leer Más



En 1950 instaló su taller en Bilbao y en 1961 regresó a Santander. Entre sus obras de carácter religioso, de un realismo tradicional, están el Cristo de Villaverde de Trucíos (1945), el Cristo de la Tercera Caída, para la hermandad de la pasión de Pamplona, el paso de La Virgen de la Esperanza (1959) de la Parroquia de San Francisco, el Cristo de la Agonía de Santoña (1959) o el paso La entrada triunfal en Jerusalén. Este último realizado entre 1967 y 1976 está considerado por muchos como el más notable conjunto procesional de este tema entre cuantos desfilan en España por sus proporciones, calidad técnica y magistralidad interpretativa.

Entre los monumentos, la estatua al obispo José Eguino y Trecu (1968), próxima a la catedral, el monumento a Don Daniel, fundador de la obra San Martín (1972) o el Monumento a la Vaca (1983). Su obra es figurativa, académica, sencilla, de buen acabado.
Hay que destacar, por su especial gracia, el Gitano, donado al Museo de Bellas Artes en 1961.

En la casa en la que habitó en San Román de la Llanilla está instalado actualmente su museo. 

AUTOR

 Manuel Cacicedo


AÑO

1952


MEDIDASpora caida
Alto: 3,45 m.

Ancho: 2,85 m.

Largo: 3,4 m.


PESO

1547 kg.


PRECIO

50.000 pts


PORTADORES

24 a hombros